
La naturaleza no pide permiso. Ni perdón.
No se pueden evitar, tampoco la mayoría de sus consecuencias, pero sí que se pueden evitar pérdidas humanas.
Cuando en 2021 las lluvias torrenciales arrasaron Alemania y Bélgica, cientos de personas murieron atrapadas en sótanos, coches y viviendas sin tiempo de reacción.
Cuando el volcán de La Palma entró en erupción ese mismo año, miles fueron evacuados con apenas lo que podían cargar a la espalda.
Huracanes, incendios, terremotos, inundaciones, olas de calor extremo… la naturaleza lleva décadas recordándonos algo que preferimos olvidar: no estamos en control.
El error más común es creer que las catástrofes naturales sólo ocurren "en otros sitios".
La realidad es que ningún lugar del planeta está a salvo de la fuerza desatada de la Tierra.
Y cuando la naturaleza decide moverse, lo único que puedes controlar es lo que hayas preparado antes.
El primer golpe: cuando la normalidad desaparece
Las catástrofes naturales no avisan educadamente.
Un deslizamiento de tierra, una crecida súbita de un río, un terremoto menor que se convierte en devastador… En cuestión de minutos, tu calle puede desaparecer, tu casa puede volverse inhabitable, tu acceso al agua potable puede quedar cortado.
Lo primero que ocurre no siempre es visible:
A menudo, el primer síntoma es el corte de comunicaciones.
Sin electricidad, sin móviles, sin internet. Aislado en medio de tu propio barrio.
Luego, el acceso físico se deteriora: carreteras anegadas, puentes derrumbados, calles intransitables.
Finalmente, los recursos básicos se agotan: agua, comida, medicamentos, combustible.
En ese momento, improvisar ya no es opción. Lo que tengas es lo que tienes.
La prioridad: resistir las primeras 72 horas
Los expertos de Protección Civil coinciden: las primeras 72 horas tras un desastre natural son las más críticas.
No puedes contar con ayuda inmediata.
Los servicios de emergencia estarán saturados o bloqueados.
El rescate puede tardar días.
Durante ese tiempo, tu única prioridad es sobrevivir con autonomía:
Tener agua potable almacenada: mínimo 3 litros por persona y día.
Alimentos que puedas consumir sin cocinar: latas, barritas energéticas, comida liofilizada.
Fuentes de iluminación autónomas: linternas LED recargables, faroles de emergencia, velas seguras.
Comunicación alternativa: radios AM/FM a pilas o solares.
Consejo : Durante el desastre, no uses linternas o luces brillantes cerca de ventanas abiertas. No sólo atraen atención no deseada, sino que pueden delatar tu posición si la situación es insegura. En la selección incluimos una linterna muy potente pero es mejor que la uses sólo cuándo estes completamente seguro de no atraer miradas. Lo mejor es usar las pequeñas de selfie o la luz nocturna.
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No siempre podrás evacuar. De hecho, muchas veces lo más seguro es resistir en casa si las condiciones estructurales lo permiten.
Un refugio improvisado debe:
Estar alejado de ventanas y techos débiles.
Tener acceso a suministros de agua, comida y primeros auxilios.
Contar con medios para mantener la temperatura corporal (sacos de dormir, mantas térmicas) en caso de frío extremo
.
Si la estructura de tu casa no es segura (por riesgo de derrumbe, inundación, fuego), debes tener identificada previamente una segunda opción: una escuela, un polideportivo o un centro comunitario designado como refugio temporal.
No esperes al último minuto para decidir tu ruta de evacuación.
Las carreteras principales suelen colapsar en minutos durante una evacuación masiva.
Preparar un refugio en casa
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Y si debes evacuar…
Evacuar durante un desastre natural es un proceso de alto riesgo.
En inundaciones, las corrientes pueden arrastrar coches en segundos.
En terremotos, el derrumbe de infraestructuras puede cortar rutas enteras.
En incendios, el viento puede cambiar la dirección del fuego en cuestión de minutos.
Por eso tu mochila de emergencia debe estar preparada de antemano, en un lugar accesible, lista para ser tomada al instante.
¿Qué debe incluir?
Agua embotellada.
Alimentos para 72 horas.
Botiquín de primeros auxilios.
Radio de emergencia.
Linterna táctica.
Documentos personales en bolsa impermeable.
Manta térmica compacta.
Cargadores solares y baterías externas.
Cada segundo cuenta. No perder tiempo en empacar puede marcar la diferencia entre escapar o quedar atrapado.
Consejo : En caso de inundación, nunca intentes cruzar corrientes de agua a pie si superan tus rodillas. La fuerza puede arrastrarte aunque seas un adulto fuerte.








Consejos de supervivencia esenciales
Mantén la calma. La adrenalina descontrolada lleva a decisiones estúpidas.
Comunica tu posición. Si tienes oportunidad, informa a familiares o grupos de rescate de tu localización antes de perder señal.
Prioriza oxígeno y calor. En condiciones extremas, respirar aire seguro y mantener la temperatura corporal son vitales.
Economiza fuerzas. No malgastes energía física si no tienes objetivo claro. Cada caloría cuenta si los suministros son limitados.
Desconfía del entorno. Edificios dañados, tendidos eléctricos caídos, animales salvajes desplazados: tras un desastre, todo el paisaje urbano cambia sus reglas.
No puedes frenar un volcán.
No puedes detener un huracán.
No puedes parar un terremoto.
Pero puedes decidir si quieres ser quien improvisa con miedo… o quien resiste con estrategia.
La preparación no te convierte en invulnerable.
Pero te da algo que en el caos vale más que el oro: margen de acción.
Y en un mundo donde la naturaleza sigue recordándonos su poder, ese margen puede ser la diferencia entre sobrevivir… o ser arrastrado.

















