
Cuando la luz desaparece, la preparación es tu única defensa.
Un apagón masivo puede ocurrir sin previo aviso. Tener lo necesario marcará la diferencia entre resistir o quedar atrapado.
El 28 de abril de 2025, España y Portugal quedaron sumidos en la oscuridad. Durante horas, millones de ciudadanos se enfrentaron a una desconexión total: sin electricidad, sin transporte, sin información. Para muchos fue la primera vez que comprendieron la fragilidad del sistema. Para otros, una confirmación de que el riesgo ya no es hipotético.
En 2021, Austria alertó oficialmente sobre la posibilidad de un blackout prolongado en Europa. Hoy, la Agencia Europea de Energía advierte que la interdependencia de las redes eléctricas, el envejecimiento de infraestructuras y el impacto del cambio climático hacen cada vez más probable que estas interrupciones se repitan. Lo que está en juego no es sólo la comodidad. La electricidad sostiene la cadena alimentaria, la sanidad, las comunicaciones, la seguridad pública. Cuando se apaga, todo lo demás empieza a colapsar.
Un apagón total puede producirse en cualquier momento, sin previo aviso.
No se trata sólo de perder la luz: es quedarte sin agua, sin calefacción, sin acceso a alimentos frescos, sin comunicaciones ni asistencia sanitaria.
Una situación crítica que puede durar desde unas horas hasta días o incluso semanas.
¿Por qué necesitas prepararte?
Muchos piensan que un apagón es una molestia de unas horas. Pero en las grandes ciudades, con su alta densidad de población y su dependencia tecnológica, la situación puede deteriorarse en cuestión de minutos.
El agua deja de salir del grifo. Los sistemas de bombeo dependen de energía.
Los alimentos se estropean. Sin refrigeración, la cadena de frío se rompe.
Las comunicaciones desaparecen. Sin móviles ni internet, quedas aislado.
El transporte se paraliza. Semáforos, trenes, autobuses... todo depende del flujo eléctrico.
La atención médica se limita. Los hospitales priorizan casos críticos. Si estás en casa, estás solo.
Prepararte no significa tener miedo. Significa tener margen de acción. Porque cuando el sistema falla, la diferencia entre estar prevenido o no puede marcar la línea entre mantener el control o perderlo.
¿Qué ocurre en un apagón total?
Lo primero que notarás es el silencio. Ese silencio denso que aparece cuando los electrodomésticos se apagan de golpe, cuando las pantallas se apagan y el zumbido eléctrico desaparece. En ese instante, tu vida moderna deja de funcionar.
Uno de los errores más comunes es suponer que volverá "en unos minutos". Pero si el apagón es generalizado, ese margen no existe. La prioridad inmediata es informarse, y para eso necesitas una fuente independiente de energía.
Una radio de emergencia, ya sea de manivela o solar, se convierte en tu mejor aliada. Te permitirá recibir comunicados oficiales, alertas meteorológicas y coordinarte con tu comunidad, incluso sin internet ni red móvil.
Nosotros te recomendamos dos: el de la marca TENDAK es más grande pero te permite cargar su batería y además funciona a pilas y el de la marca TENDAK es más compacto y ligero, hemos testado ambos y la recepción de la señal es perfecta.
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Durante el día puedes improvisar. Pero cuando cae la noche, improvisar deja de ser una opción.
La oscuridad absoluta puede provocar accidentes, ansiedad e incluso robos si la situación se extiende. Por eso es vital contar con varias fuentes de luz autónomas:
LED recargables, para iluminar espacios amplios sin calor ni riesgo de incendio, una opción muy útil son las luces que se usan para grabación de contenido, tienen una autonomía larga, la mayoría son recargables (aconsejamos guardarlas cargadas) y dan una cantidad de luz considerables
Linternas potentes, para moverse con seguridad dentro y fuera del hogar.
Velas de emergencia, que ofrecen horas de luz con bajo consumo. Las incluimos porque son un básico que te puede salvar de un apuro, pero es una creencia común que se debe disponer de velas, cuando en realidad son un artículo bastante peligroso. Si las utilizas nunca las repartas por la casa y nunca dejes una vela sin supervisión, también es importante apagarlas antes de irse a dormir.
El momento cero: las primeras horas
Cuando cae la noche, todo cambia
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Recargable, hasta 90 días de duración
Recargable y con mucha potencia, la batería dura hasta 16 horas.
Se puede recargar y también usar con pilas, es una de las mejores opciones.


Se cargan rápido y aunque no ofrecen una gran autonomía son bastante útiles, lo mejor es tener un par de ellas cargadas.




Nos han salvado más de una vez, las puedes llevar fácilmente contigo porque no pesan nada.
Otro imprescindible, linterna a pilas y altamente resistente a la climatología.
La energía que salvas, puede salvarte a ti
Con el sistema eléctrico fuera de juego, el siguiente desafío es mantener activos los pocos dispositivos que aún puedes usar: un móvil, una linterna, una radio.
Aquí es donde los power banks de alta capacidad y los paneles solares portátiles son decisivos.
No se trata solo de mantener el móvil encendido: también puedes cargar linternas, radios, incluso pequeños ventiladores o calefactores personales. Nosotros os recomendamos baterías externas de entre 30.000 y 50.000 mAh, en cuanto a las baterías con cargadores solares os recomendamos las que mejor nos han funcionado a nosotros, pero os recomendamos que también las carguéis antes de guardarlas.
Si el apagón ocurre durante el día, conecta de inmediato los cargadores solares y empieza a acumular energía. No esperes a que el sol se esconda. Cada hora de luz cuenta. Nosotros te recomendamos que cargues las baterías portátiles (aunque ya deberías tenerlas pre-cargadas) una vez las hayas cargado, carga todos los aparatos que vayas a necesitar, en estas situaciones suele ser más importante la radio y la luz, que el teléfono móvil. Si ves que las comunicaciones se han cortado o que no tienes buen acceso a internet, pon el móvil en modo ahorro, desconecta el wifi y baja el brillo a la pantalla. El objetivo es ahorrar la máxima batería posible.
En el caso de que tus dispositivos no tengan batería antes de conectarlos a la batería portátil o al cargador solar, comprueba si tienes otros dispositivos en casa (ordenador, tablet) que tengan batería y así la traspasas a tu dispositivo móvil.
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Agua, comida y sentido común
Sin electricidad, los supermercados cierran. Y aunque pudieran abrir, sin refrigeración y con escasez de agua, el abastecimiento se vuelve un problema en pocas horas.
Los expertos recomiendan tener reservas mínimas para al menos 72 horas:
Agua embotellada: mínimo 2 litros por persona y día.
Alimentos no perecederos: latas, comida liofilizada, barras energéticas.
Utensilios manuales: abre-latas, cuchillos, vajilla reutilizable.
La clave está en lo práctico. En mitad de una emergencia no puedes cocinar platos elaborados ni contar con agua caliente. Elige alimentos listos para consumir y que ocupen poco espacio.
Si la situación se alarga…
Hay apagones de 3 horas… y apagones de 3 días. Si el colapso se extiende:
Raciona tus recursos desde el primer momento. No esperes a quedarte sin agua.
Evita el uso innecesario de luz o dispositivos.
No abras la nevera salvo que sea imprescindible. Mantén el frío el mayor tiempo posible.
Agrúpate con vecinos o familiares si es seguro. Compartir energía o recursos puede marcar la diferencia.
Prepara una mochila de emergencia lista por si necesitas salir. Incluye ropa térmica, agua, barritas energéticas, linterna, radio y documentación esencial.
Técnicas básicas de supervivencia urbana durante apagones
Identifica fuentes de luz natural. Sitúa los recursos en zonas donde entre claridad durante el día.
Haz inventario de tus recursos. Saber lo que tienes es vital para planificar.
Desconecta aparatos innecesarios. Si vuelve la luz, puede haber sobrecarga.
Anota en papel números clave. Si el móvil muere, tu memoria también.
Mantén la calma. La ansiedad consume energía, recursos… y relaciones.